martes, 15 de enero de 2013

Cada vez que me decís que aparento 14, me llenáis de orgullo y satisfacción.




"Entre los límites de los nueve y los catorce años, surgen doncellas que revelan a ciertos viajeros embrujados, dos o tres veces mayores que ellas, su verdadera naturaleza, no humana, sino nínfica ( o sea demoníaca); propongo llamar nínfulas a estas criaturas escogidas.
(...)
Entre esos límites temporales, ¿son nínfulas todas las niñas? No, desde luego. Tampoco es la belleza una piedra de toque; y la vulgaridad - o al menos lo que una comunidad determinada considera como tal- no daña forzosamente ciertas características misteriosas, la gracia letal, el evasivo, cambiante, anonadante, insidioso encanto mediante el cual la nínfula se distingue de esas contemporáneas suyas."


Lolita. Vladimir Navokob



 

miércoles, 13 de junio de 2012

“Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sústalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias”
 Julio Cortázar, Rayuela

martes, 22 de mayo de 2012

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Hoy me encuentro encadenando palabras
como se encadenan los años,
con el camino a la espalda
y los bolsillos cargados.

Las palabras en las que nos soñamos,
palabras que nos asustan,
palabras que nos intuímos,
palabras que se nos traducen en las manos.

Estas palabras extranjeras en tus labios,
latentes desde otro tiempo de jóvenes trazos,
hoy son palabras sin prisa,
palabras para que las caminemos paso a paso.

Y una intérprete yo, en tus brazos,
soy una palabra traducida en sonrisa,
una palabra-abrazo,
una palabra-caricia,
una palabra-espasmo,
una palabra-carcajada,
una palabra en pacto de silencio con tu almohada.

Y soy una palabra con miedo a tu silencio
que, a veces, con la lengua en tu comisura,
otra palabra ansía encontrar en tu mirada:
la de que somos ayer,
la de que somos ahora,
la de que somos, por fin,
la de que somos mañana.

martes, 1 de mayo de 2012

Y saboreo entre mis dientes esta nada,
este vacío de un pasar de horas
ya difuminadas.
Esta suspensión que me provoco
masoquistamente,
este placer/dolor de la soledad que no espera.
Esta nada dilatada,
estos relojes blandos,
mórbidos.

En el espejo me invento futuros,
me imagino tempestades
de oxígeno y piedra.

En algún lugar de esta casa hay una culebra,
la oigo deslizarse entre el polvo.

Sorbo prolongadamente la sopa,
me friego los brazos,
y a bocanadas imagino
tormentas de nunca y siempre,
tormentas de vida y piedra.


viernes, 13 de abril de 2012

Choiva

"Llueve esta tarde como tú odias que llueva,
con suave cercanía,
con porfiada conplacencia en el murmurllo.
Tan sólo por pagarme de entera soledad, llueve.
Y opaco cae a la memoria el peso de aquel instante,
como pared volcada sobre una dulce indefensión,
como costumbre nada fiera del delirio,
bajo la lluvia obsesiva del regreso
al viejo enclave de mi afán contigo."
F.Aramburu