miércoles, 22 de febrero de 2012

Algunas veces, de vez en cuando, rozas mis brazos abiertos.
Y es en esas burbujas de irrealidad donde, por fin, te encuentro.
Los días en los que eres conmigo, 
antes de que te desentiendas de nuevo,
y otra vez tenga que rellenarme tus huecos.
Y en esos momentos que consigo arrancarte,
en cada abrazo, en cada mirada, en cada gesto,
yo, por si acaso, me voy despidiendo.
Para que no me pille por sorpresa que se nos ha acabado el tiempo,
mientras mi mente es tu prisionera, y yo me atraganto de intentos.

martes, 14 de febrero de 2012

lunes, 13 de febrero de 2012

Antiguos egos

Lucía se viste de prisa;
Se pierde entre
La cortina,
Se asoma y mira.
Lucía, fachada de día,
Vértigo al caminar.
Lucía, a veces, se pisa.
Su negra pestaña es un tobogán,
Desliza.
Lucía, volaba mientras dormía.
Una llama escondida,
Ondea bajo el cristal.
Lucía, verdugo indecente, mirada encendida,
Majestuosa hilarante reina de la apatía.
Piel cuarteada, entre comillas,
Mira debajo de su ironía
Y se oye gritar.
Lucía, plástico y rimel sobre el metal.
Lucía, muñeca perdida,
Tormenta de sal,
Una imagen rasgada,
Entreñas de soledad.

(2006)

El libro de Monelle

"No te sorprendas, soy yo y no soy yo, me encontrarás una vez más y me perderás; y otra vez volveré a ti, pues pocos hombres me han visto y ninguno me ha comprendido.

  Te hablaré de las pequeñas prostitutas y entonces sabrás el comienzo. Porque, verás, las pequeñas prostitutas sólo salen del tumulto nocturno para realizar un acto de bondad.
Has de saber que ellas lanzan gritos de compasión por vosotros y os acarician la mano con la suya descarnada. Ellas os comprenden cuando sois desgraciados; lloran con vosotros y os consuelan.
  Ninguna de ellas puede quedarse con vosotros. Se pondrían demasiado tristes y les daría vergüenza. En cuanto dejáis de llorar no se atreven ni a miraros. Os enseñan la lección que tienen que enseñaros. Llegan a través del frío y la lluvia para besaros en la frente y enjuagar vuestros ojos para sumergirse de nuevo en las tinieblas. Pues tal vez deban marcharse a otra parte.

  He salido de la noche, y a la noche volveré. Porque yo también soy una pequeña prostituta.
  Tengo piedad de ti, tengo piedad de ti, amor mío. Sin embargo volveré al corazón de la noche, pues es necesario que me pierdas para volverme a encontrar. Y si me encuentras, me escaparé de nuevo, pues soy yo la que está sola.
  Porque estoy sola me darás el nombre de Monelle, pero soñarás que tengo todos los nombres. Y que soy esta y la otra, y aquella que no tiene nombre.
  Y te llevaré entre ellas, que son todas yo misma, pequeñas prostitutas tontas.
Y las verás atormentadas de egoísmo y voluptuosidad y de orgullo y de paciencia y de piedad, sin haberse encontrado aún a sí mismas. Y las verás buscarse en lo más recóndito. Y me encontrarás y me encontraré y me perderás y me perderé.
  Pues yo soy la que se pierde tan pronto como se encuentra.

Pero, antes de que me encuentres...

  Te hablaré de la destrucción:
Destrúyete a ti mismo, haz sitio para tu alma y las demás almas. Destruye, porque cualquier creación proviene de la destrucción, porque cualquier construcción está hecha de despojos.

  Te hablaré de la formación:
El mismo deseo de lo nuevo no es más que el apetito de un alma que desea formarse. Aquel que posee viejas pieles de serpiente impide transformarse a las más jóvenes.
No dejes escombros detrás de ti, que cada uno se sirva de sus propias ruinas. Contempla nuevas construcciones a cada mínimo nuevo impulso de tu alma.

  Te hablaré de los dioses:
Deja morir a los viejos dioses, no te quedes sentado como una plañidera junto a sus tumbas. Que el dios antiguo ofrezca su creación al joven dios para que este la convierta en polvo. Que cada dios sea dios del momento.

  Te hablaré de los momentos:
Observa todas las cosas bajo el prisma del momento.
Piensa en el momento. Cualquier pensamiento que dura es pura contradicción.
 Sé sincero con el momento, sé justo con el momento, sé feliz con el momento, respeta todos los momentos, no prorrogues el momento.
Mira: cualquier momento es cuna y tumba, que cada vida y cada muerte te parezcan nuevas y extrañas.
Agota a cada momento la totalidad positiva y negativa de las cosas.

  Te hablaré de tus actos:
No te legues nada a ti mismo, ni placer ni dolor. No seas esclavo de las vestimentas, ni alma ni cuerpo. Huye de las ruinas y no llores entre ellas.
Cuando de noche te quites la ropa, desvístete del alma que llevas durante el día, desnúdate.
Desnúdate siempre.
  No mires detrás de ti. No mires demasiado ante ti. Y si miras hacia ti, que todo sea blanco.
  No te sorprendas al comparar los recuerdos, sorpréndete por la novedad de la ignorancia. Sorprédete de todas las cosas, construye en las diferencias.
  Destruye la razón y deja que tu sensibilidad cambie. No temas contradecirte, no existe la contradicción del momento. No ames tu dolor, pues no ha de durar.

Olvídate de todo.
Revélate contra todo lo que exceda el momento. Revélate.
No te conozcas. No te preocupes por tu libertad.
Olvídate de ti mismo.

Olvídame y te seré devuelta."

Marcel Schwob