viernes, 13 de abril de 2012
martes, 3 de abril de 2012
De resurectione
No.
No soy ningún ave Fénix
pues si me destruyes, si me destruyo,
no resurgiré mágicamente
de los restos de aquellos fracasos perdidos,
ardiente y majestuosa.
No.
No ocurrirá así.
En vez de eso,
reuniré con paciencia los pedazos reutilizables,
ya para siempre inconexos.
Después,
esperaré a que el tiempo los ensamble
y ya no seré nunca más
aquel jarrón de cristal
hecho de arena y fuego,
sino el mosaico de lo irrecuperable;
una nueva forma
en apariencia igual a la antigua,
pero cuyas grietas nunca volverán
a refundirse de nuevo.
Y esto es lo bueno.
Mis grietas atesorarán
los surcos de los intentos y los fracasos de los esfuerzos,
y los senderos de los mapas
de los horizontes que desdoblemos.
Así es como será
y seré una nueva criatura-mosaico,
una nueva criatura-vidriera,
un traje de arlequín de los retales de mis sueños,
un collage de mis inviernos vestido de primavera.
No soy ningún ave Fénix
pues si me destruyes, si me destruyo,
no resurgiré mágicamente
de los restos de aquellos fracasos perdidos,
ardiente y majestuosa.
No.
No ocurrirá así.
En vez de eso,
reuniré con paciencia los pedazos reutilizables,
ya para siempre inconexos.
Después,
esperaré a que el tiempo los ensamble
y ya no seré nunca más
aquel jarrón de cristal
hecho de arena y fuego,
sino el mosaico de lo irrecuperable;
una nueva forma
en apariencia igual a la antigua,
pero cuyas grietas nunca volverán
a refundirse de nuevo.
Y esto es lo bueno.
Mis grietas atesorarán
los surcos de los intentos y los fracasos de los esfuerzos,
y los senderos de los mapas
de los horizontes que desdoblemos.
Así es como será
y seré una nueva criatura-mosaico,
una nueva criatura-vidriera,
un traje de arlequín de los retales de mis sueños,
un collage de mis inviernos vestido de primavera.
lunes, 2 de abril de 2012
Y, una y otra vez, sigo cayendo. Cayendo sobre las patas.
No sé qué hago en la Tierra, mi única certeza es que algún día me moriré. Este destino común a todos los hombres encierra algo tan absurdo que, si no fuera porque la vida diaria se encarga de distraernos, resultaría desesperante. Cuando me asalta la angustia siempre se produce algún hecho con el que no había contado y que me salva. Toda mi existencia se basa en el placer físico, de ahí que conozca sus altibajos. Con todo, no puedo quejarme. Soy como los gatos, siempre caigo sobre las patas. Será así hasta el final, o al menos así lo espero.
Jean Forton
Suscribirse a:
Entradas (Atom)