lunes, 6 de diciembre de 2010

Horror Vacuii

Hoy las he visto, agolpándose en la calle, mirando en todas direcciones, con las retinas anhelantes de respuestas. Almas perdidas, cientos de ellas.

Un bosque de alientos anónimos, un inmenso fluido de cuerpos derramándose sobre el asfalto. Un continuo entrecruzarse de soledades.



He visto almas que vagan, almas sedientas, almas encerradas en miedo, almas que se retuercen de esclavitud.
He visto gargantas atrapadas.
Nos he visto a todos, agotados, expectantes, indecisos, ignorantes.
Asustados. Solos.
He oído la respiración del mundo.



Nos he visto aquí y ahora, perdidos, sin saber ni de dónde, ni cómo, ni hacia dónde. Buscando cómplices, llenando nuestras esperanzas de ruido, devorándonos el tiempo imaginando un mañana. Buscando ayuda con nuestros latidos, con la cadencia de nuestros caminares. Buscando desesperadamente algo a lo que agarrarnos, una verdad, un dogma, una salida, una respuesta.

He visto ante mí pasar siglos de injusticias, de descubrimientos, de pensamientos, de conflictos, siglos y siglos de cambios y al final, siempre las mismas preguntas sin respuesta, las mismas pasiones, los mismos horrores vacíos.
Nos he visto traspasar las fronteras de nuestro cuerpo, escapar.
Nos he visto trascender, llegar más allá de nuestros límites, capaces de la más absoluta crueldad, y de la más absoluta belleza.
Nos he visto autodestruirnos y reconstruirnos una y otra vez.

No sabemos. Buscamos. No sabemos.
Somos millones de almas en tránsito desde lo desconocido hacia lo desconocido. Complejas, vulnerables, poderosas, efímeras, perecederas, únicas, irrepetibles.
No existe eternidad salvo en un instante, en un cruce de miradas.
El instante azaroso y sin retorno de nuestro paso por el mundo.
Somos todo lo que tenemos, y aún no hemos entendido que lo tenemos todo.

sábado, 30 de octubre de 2010

Don't dream it, be it!
Don't dream it, be it!
Don't dream it, be it!
Don't dream it, be it!
Don't dream it, be it!


viernes, 22 de octubre de 2010

Bonita forma de desaparecer...

lunes, 3 de mayo de 2010

Punto de giro

"El humor negro es como las piernas,
 hay quien tiene y hay quien no."








lunes, 26 de abril de 2010

Hoy he soñado algo muy parecido a esto:







Mi mente sigue abriendo ventanas,
ensoñaciones que tienen el olor que estoy persiguiendo,
el color que he puesto en mi punto de mira,
el sabor que mis glándulas reclaman.
Pequeños obsequios sensoriales que mi psique me regala,
mientras todo este inmenso pozo de mierda en el que estoy metida va llegando a su fin.
Por fin.
Pero no todavía.

domingo, 25 de abril de 2010





"No te preocupes, te quiere de todas formas.
Es listo.
Sabe que incluso hasta las espinas,
si se acarician en el sentido correcto,
resultan sorprendentemente suaves."

martes, 20 de abril de 2010

Monólogo putrefacto, años a...



No sé si sabes lo maravilloso que es tu miedo. Estás relleno de él como un pavo de Navidad, y se te sale por la boca.
Yo me lo trago, lo mastico, pero a fin de cuentas me lo trago, porque tengo tanto miedo que, si no lo hiciera, aquí caducaríamos uno de los dos, y yo te llevo ventaja en esto del miedo.

No sé si sabes lo maravillosa que es mi torpeza. Soy como uno de esos vendedores de teletienda con sudores mantecosos en la frente. Tú eres tan torpe que cambias de canal para que no te vendan el pela-patatas (y encima te cuelen el de la fruta con las primeras 20 llamadas).
Nuestras torpezas son tan evidentes que deberían ser encantadoras ¿no te parece?
Una bonita estampa de la estupidez humana.

Es tan divertido cómo nos creemos nuestros roles... pero aquí estamos, por mucho que le demos la vuelta, somos una misma cosa. Yo nunca había sido así antes, los conejos de mi estómago me lo agradecen. Jugar me mantiene despierta.
Juguemos por algo más grande que tú y que yo, que se me agota el seso de tanto imaginarnos.

Vamos, cómete esta maravillosa mentira de caramelo antes de que se me funda debajo de la lengua, la estoy manteniendo calentita para que vengas a chuparla.

¿Sabes que no te escucho cuando hablas? Si me río, no es por lo que has dicho, sino porque con el entusiasmo de tu ingenio te has descuidado, y un poco de tu aliento me ha rozado detrás de la oreja. Si supieras las cosas que mi cerebro te hace sin pedirte permiso... tantas que si las pienso me pongo nerviosa, y otra vez vuelta a empezar.No puedo evitarlo, soy toda de caramelo. Sólo necesito un poco de tu saliva para fundirme del todo.
Qué exclavitud mi amor... mis glándulas no te olvidan.

Yo sólo quiero que explotemos de una vez. De una puta vez.
Humo glorioso que se expanda por todas partes.
Una enorme nube de egos mezclados, revueltos. Una explosión tóxica y nuclear.

Todas las bombas que quieras caben en mis pupilas, si te fijas las verás.
Explotan cada vez que te miran.

Y lo siento mi amor, pero mi arsenal es tan grande (no puedes imaginarte cuánto), que seguirán explotando una y otra vez.

Te jodes.
Te jodes.
Te jodes.

Seguirá siendo así.
Por mucho que no entienda qué coño te pasa que no me dejas quererte
.

martes, 30 de marzo de 2010

Piel



Anoche posé desnuda y hoy mi cuerpo es la s.núm.9!

martes, 23 de marzo de 2010

Barbacoa



Es la hora de la barbacoa, cada uno de estos sórdidos pensamientos a la brasa, vuelta y vuelta, al calor de una incipiente perversidad.
La cazadora disfruta por fin de su descarado desnudo integral.
La majestuosa rosa custodiada de espinas se ha dilatado en todo su esplendor, roja como la sangre caliente que se desliza en una recta perfecta de insoportable belleza.
Se revuelca orgullosa en sus propios fluídos y siente que mil insectos la recorren, y siente delirios de grandeza.
Hinca las fauces en su rosado y jugoso acompañante y se descubre amante, encantada, por fin, de conocerse.
Agresiva, hambrienta, negra, sucia, indecente, salvaje, transformista y caótica.
Con orgullo, con belleza, con deseo y con placer.



lunes, 1 de marzo de 2010

Opio. Rememorando procesos febriles del pasado.





Ella me observa.
Me mira desinteresadamente, con la mayor de las generosidades posibles.
Predispone sus retinas, las imprime de mí.
Su iris (que no su pupila, querido Bécquer) es azul.
Un azul que es hipnótico, un azul que es agua tibia y sucia en la que zambullirse, un lugar del que no regresar jamás.
Ella me acaricia con su osadía, orgullosa del deseo que siente.

Yo la envidio.
Envidio su lealtad, su paciencia, su perspicacia.
Admiro su piel blanca hasta el dolor, su espalda eterna, su risa oscura.
Ella es un oasis que se cruza en mi camino cada vez que oye jadear, es terciopelo entre las piedras.

Yo por ella, me abandono.
Caigo.
A veces, me ahogo. A veces simplemente la devoro (en sueños) y después la esquivo.
Ella sabe, me conoce, me ha pesado en su balanza, me ha medido.
Pero no puede odiarme y yo no puedo ignorarla, por ese enfermizo hilo.

Ella me divide, me parte en dos.
Una mitad intenta borrar mis actos mientras que yo, con la otra, los repito.
Ella es una sola nota prolongada al infinito.

Es nieve que cae, nieve.
Es el hielo que más abrasa, el que derrite la suciedad por la que se arrastra y la mantiene siempre limpia, siempre blanca.
Una belleza tan inconsciente que inutiliza los espejos.
Una visión tan inhumana que no sé si existe aquí, o entre qué gentes.

Ella es opio que me adormece, una sutil acupuntura.
Ella es morfina, codeína, tebaína, codeína, papaverina, noscapina...
Ella es científica, confusa, paradójica.
Ella es hipnótica y yo curvilínea.
Se mete en mis venas, infecta cada rincón, se mezcla en cada fluído, traspasa cada pared.
Entonces me desmayo.

Ella me posee, yo la poseo... y amarla es un proceso febril.
Una espiral.

A veces me despierto, tengo vértigo, me escondo en mi cáscara, recurro al olvido.
Pero ella ya está dentro, germinando.

Entonces respira, y ya me ha atrapado de nuevo.
Soy suya en cuerpo, en alma... y en exceso.

Todo es entonces para esos ojos...
y no me llegan labios para tanta piel.


sábado, 20 de febrero de 2010

Ventajas de la carne


El llanto es como tener un orgasmo. Gracias.
Te sobreviene sin que puedas controlarlo,
aunque ya lo preveías.
Lo exprimes hasta la última gota, lo consumes hasta estar saciado, vacío y lleno a la vez.
Tu cara adopta muecas que serías incapaz de reproducir.
Pierdes la noción del tiempo y, además, te importa una mierda.
Tu mirada se emborrona, se extravía.
Te emborrachas de impulsos. El ritmo de tu respiración se acelera y se vuelve irregular.
Te dejas empujar a tu propio pozo oscuro.
No tienes ni voluntad, ni fuerza, ni control alguno.
Sólo sentimientos y fluídos.
Caes. Te crees que te mueres, pero no.
Resulta que resucitas, y todo se ve diferente.
Y eres como ese aire repentinamente puro que aparece después de las tormentas.

Cada llanto y cada orgasmo es una pequeña muerte, un pequeño infierno de placer y libertad que se libera para que después, por un instante, antes de que pase el efecto, podamos ver el mundo como si fuera la primera vez.
Y por eso ambas cosas son, en cierto modo, adictivas.
Y maravillosas.
Gracias.

viernes, 12 de febrero de 2010

El don de Vorace



"Al comenzar lo trazado nos sentimos dueños de la verdad y ofrecemos soluciones de remedio, expurgo y extensión de la mano en forma de filo acechador del aire, empleado en nuestra misma empresa y casi tan pobre como tú.
La letanía del desánimo apedrea el ojo del silencio, tan horrible como la música de multitud. El desafío general se cumple cuando nos miramos en el mar de seres contingentes, agradecidos y odiosos a un tiempo, muertos y en pie de vida."

Gracias, F.F.Casanova

lunes, 8 de febrero de 2010

Mar e Rochas







A ella le gustaba especialmente el vaho helado que salía de su boca los días de invierno en los espacios abiertos, mirar cara a cara su propia respiración entrecortada. Entonces, creaba la imagen gráfica y concreta de un cuerpo extraño e informe que atravesaba a sus anchas su interior, escapándose y penetrándola una y otra vez.
Le gustaba encontrarse con ese choque de temperaturas, recordar que por dentro seguía siendo toda calor y sentir, miestras, la caricia punzante del frio en su piel, como miles de pellizcos que mantenían su cuerpo alerta.
Le gustaba el olor a salitre, el crujido de la materia orgánica bajo sus pies, y sentirse parte de lo perecedero, de lo cíclico.
Le gustaba pensar que un día sería el alimento de la tierra que ahora aplastaba sin miramientos, la depredadora a la que algún día se le reclamaría la deuda.
Entonces le ardían los lóbulos de las orejas, palpitantes, y se le ensanchaban las fosas nasales, ansiosas y amenazantes, como gargantas llenas de sed de vida.

domingo, 24 de enero de 2010