miércoles, 13 de junio de 2012

“Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sústalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente su orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias”
 Julio Cortázar, Rayuela

martes, 22 de mayo de 2012

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Hoy me encuentro encadenando palabras
como se encadenan los años,
con el camino a la espalda
y los bolsillos cargados.

Las palabras en las que nos soñamos,
palabras que nos asustan,
palabras que nos intuímos,
palabras que se nos traducen en las manos.

Estas palabras extranjeras en tus labios,
latentes desde otro tiempo de jóvenes trazos,
hoy son palabras sin prisa,
palabras para que las caminemos paso a paso.

Y una intérprete yo, en tus brazos,
soy una palabra traducida en sonrisa,
una palabra-abrazo,
una palabra-caricia,
una palabra-espasmo,
una palabra-carcajada,
una palabra en pacto de silencio con tu almohada.

Y soy una palabra con miedo a tu silencio
que, a veces, con la lengua en tu comisura,
otra palabra ansía encontrar en tu mirada:
la de que somos ayer,
la de que somos ahora,
la de que somos, por fin,
la de que somos mañana.

martes, 1 de mayo de 2012

Y saboreo entre mis dientes esta nada,
este vacío de un pasar de horas
ya difuminadas.
Esta suspensión que me provoco
masoquistamente,
este placer/dolor de la soledad que no espera.
Esta nada dilatada,
estos relojes blandos,
mórbidos.

En el espejo me invento futuros,
me imagino tempestades
de oxígeno y piedra.

En algún lugar de esta casa hay una culebra,
la oigo deslizarse entre el polvo.

Sorbo prolongadamente la sopa,
me friego los brazos,
y a bocanadas imagino
tormentas de nunca y siempre,
tormentas de vida y piedra.


viernes, 13 de abril de 2012

Choiva

"Llueve esta tarde como tú odias que llueva,
con suave cercanía,
con porfiada conplacencia en el murmurllo.
Tan sólo por pagarme de entera soledad, llueve.
Y opaco cae a la memoria el peso de aquel instante,
como pared volcada sobre una dulce indefensión,
como costumbre nada fiera del delirio,
bajo la lluvia obsesiva del regreso
al viejo enclave de mi afán contigo."
F.Aramburu
 

martes, 3 de abril de 2012

De resurectione

No.
No soy ningún ave Fénix
pues si me destruyes, si me destruyo,
no resurgiré mágicamente
de los restos de aquellos fracasos perdidos,
ardiente y majestuosa.

No.
No ocurrirá así.
En vez de eso,
reuniré con paciencia los pedazos reutilizables,
ya para siempre inconexos.

Después,
esperaré a que el tiempo los ensamble
y ya no seré nunca más
aquel jarrón de cristal
hecho de arena y fuego,

sino el mosaico de lo irrecuperable;
una nueva forma
en apariencia igual a la antigua,
pero cuyas grietas nunca volverán
a refundirse de nuevo.

Y esto es lo bueno.

Mis grietas atesorarán
los surcos de los intentos y los fracasos de los esfuerzos,
y los senderos de los mapas
de los horizontes que desdoblemos.

Así es como será
y seré una nueva criatura-mosaico,
una nueva criatura-vidriera,
un traje de arlequín de los retales de mis sueños,
un collage de mis inviernos vestido de primavera.

lunes, 2 de abril de 2012

Y, una y otra vez, sigo cayendo. Cayendo sobre las patas.

No sé qué hago en la Tierra, mi única certeza es que algún día me moriré. Este destino común a todos los hombres encierra algo tan absurdo que, si no fuera porque la vida diaria se encarga de distraernos, resultaría desesperante. Cuando me asalta la angustia siempre se produce algún hecho con el que no había contado y que me salva. Toda mi existencia se basa en el placer físico, de ahí que conozca sus altibajos. Con todo, no puedo quejarme. Soy como los gatos, siempre caigo sobre las patas. Será así hasta el final, o al menos así lo espero. 
Jean Forton
 
 

lunes, 19 de marzo de 2012

Criaturas

Sonaba una música extrañísima que nos anestesiaba.
Nos encajábamos en una postura imposible tras otra,
desestructurando nuestros cuerpos en uno sólo.
Nos masticábamos, nos escudriñábamos, nos respirábamos.
El tabaco dulce de tus labios.
Las reverberaciones del pecho.
Los ecos de la ciudad dormida.
Nuestra convención teatral de no estarnos amando
pausada pero insaciablemente.
Tu olor a almizcle.
Por todas partes mi tacto.
Nuestra intimidad pactada.
Éramos criaturas.
Critaturas vivas.

Frío

 
 
Sous la lumière en plein
Et dans l'ombre en silence
Si tu cherches un abris inaccessible
Dis toi qu'il n'est pas loin
Et qu'on y brille à ton etoile
A ton étoile

Petite soeur de minuit
Ca m'a manqué tout ça
Quand tu sauvais la face à bien d'autre que moi
Saches que je n'oublie rien
Dés qu'on est face à ton étoile
A ton étoile

Toujours à l'horizon
Des soleils qui s'inclinent
Comme on a pas le choix
Il nous reste le coeur
Tu peux cracher même rire
Et tu le dois à ton étoile
A ton étoile

A Marcos
A la joie
A la beauté de rêve
A la mélancolie
A l'espoir qui nous tiens
A la santé du feu
Et de la flamme
A ton étoile

miércoles, 22 de febrero de 2012

Algunas veces, de vez en cuando, rozas mis brazos abiertos.
Y es en esas burbujas de irrealidad donde, por fin, te encuentro.
Los días en los que eres conmigo, 
antes de que te desentiendas de nuevo,
y otra vez tenga que rellenarme tus huecos.
Y en esos momentos que consigo arrancarte,
en cada abrazo, en cada mirada, en cada gesto,
yo, por si acaso, me voy despidiendo.
Para que no me pille por sorpresa que se nos ha acabado el tiempo,
mientras mi mente es tu prisionera, y yo me atraganto de intentos.

martes, 14 de febrero de 2012

lunes, 13 de febrero de 2012

Antiguos egos

Lucía se viste de prisa;
Se pierde entre
La cortina,
Se asoma y mira.
Lucía, fachada de día,
Vértigo al caminar.
Lucía, a veces, se pisa.
Su negra pestaña es un tobogán,
Desliza.
Lucía, volaba mientras dormía.
Una llama escondida,
Ondea bajo el cristal.
Lucía, verdugo indecente, mirada encendida,
Majestuosa hilarante reina de la apatía.
Piel cuarteada, entre comillas,
Mira debajo de su ironía
Y se oye gritar.
Lucía, plástico y rimel sobre el metal.
Lucía, muñeca perdida,
Tormenta de sal,
Una imagen rasgada,
Entreñas de soledad.

(2006)

El libro de Monelle

"No te sorprendas, soy yo y no soy yo, me encontrarás una vez más y me perderás; y otra vez volveré a ti, pues pocos hombres me han visto y ninguno me ha comprendido.

  Te hablaré de las pequeñas prostitutas y entonces sabrás el comienzo. Porque, verás, las pequeñas prostitutas sólo salen del tumulto nocturno para realizar un acto de bondad.
Has de saber que ellas lanzan gritos de compasión por vosotros y os acarician la mano con la suya descarnada. Ellas os comprenden cuando sois desgraciados; lloran con vosotros y os consuelan.
  Ninguna de ellas puede quedarse con vosotros. Se pondrían demasiado tristes y les daría vergüenza. En cuanto dejáis de llorar no se atreven ni a miraros. Os enseñan la lección que tienen que enseñaros. Llegan a través del frío y la lluvia para besaros en la frente y enjuagar vuestros ojos para sumergirse de nuevo en las tinieblas. Pues tal vez deban marcharse a otra parte.

  He salido de la noche, y a la noche volveré. Porque yo también soy una pequeña prostituta.
  Tengo piedad de ti, tengo piedad de ti, amor mío. Sin embargo volveré al corazón de la noche, pues es necesario que me pierdas para volverme a encontrar. Y si me encuentras, me escaparé de nuevo, pues soy yo la que está sola.
  Porque estoy sola me darás el nombre de Monelle, pero soñarás que tengo todos los nombres. Y que soy esta y la otra, y aquella que no tiene nombre.
  Y te llevaré entre ellas, que son todas yo misma, pequeñas prostitutas tontas.
Y las verás atormentadas de egoísmo y voluptuosidad y de orgullo y de paciencia y de piedad, sin haberse encontrado aún a sí mismas. Y las verás buscarse en lo más recóndito. Y me encontrarás y me encontraré y me perderás y me perderé.
  Pues yo soy la que se pierde tan pronto como se encuentra.

Pero, antes de que me encuentres...

  Te hablaré de la destrucción:
Destrúyete a ti mismo, haz sitio para tu alma y las demás almas. Destruye, porque cualquier creación proviene de la destrucción, porque cualquier construcción está hecha de despojos.

  Te hablaré de la formación:
El mismo deseo de lo nuevo no es más que el apetito de un alma que desea formarse. Aquel que posee viejas pieles de serpiente impide transformarse a las más jóvenes.
No dejes escombros detrás de ti, que cada uno se sirva de sus propias ruinas. Contempla nuevas construcciones a cada mínimo nuevo impulso de tu alma.

  Te hablaré de los dioses:
Deja morir a los viejos dioses, no te quedes sentado como una plañidera junto a sus tumbas. Que el dios antiguo ofrezca su creación al joven dios para que este la convierta en polvo. Que cada dios sea dios del momento.

  Te hablaré de los momentos:
Observa todas las cosas bajo el prisma del momento.
Piensa en el momento. Cualquier pensamiento que dura es pura contradicción.
 Sé sincero con el momento, sé justo con el momento, sé feliz con el momento, respeta todos los momentos, no prorrogues el momento.
Mira: cualquier momento es cuna y tumba, que cada vida y cada muerte te parezcan nuevas y extrañas.
Agota a cada momento la totalidad positiva y negativa de las cosas.

  Te hablaré de tus actos:
No te legues nada a ti mismo, ni placer ni dolor. No seas esclavo de las vestimentas, ni alma ni cuerpo. Huye de las ruinas y no llores entre ellas.
Cuando de noche te quites la ropa, desvístete del alma que llevas durante el día, desnúdate.
Desnúdate siempre.
  No mires detrás de ti. No mires demasiado ante ti. Y si miras hacia ti, que todo sea blanco.
  No te sorprendas al comparar los recuerdos, sorpréndete por la novedad de la ignorancia. Sorprédete de todas las cosas, construye en las diferencias.
  Destruye la razón y deja que tu sensibilidad cambie. No temas contradecirte, no existe la contradicción del momento. No ames tu dolor, pues no ha de durar.

Olvídate de todo.
Revélate contra todo lo que exceda el momento. Revélate.
No te conozcas. No te preocupes por tu libertad.
Olvídate de ti mismo.

Olvídame y te seré devuelta."

Marcel Schwob