martes, 23 de marzo de 2010

Barbacoa



Es la hora de la barbacoa, cada uno de estos sórdidos pensamientos a la brasa, vuelta y vuelta, al calor de una incipiente perversidad.
La cazadora disfruta por fin de su descarado desnudo integral.
La majestuosa rosa custodiada de espinas se ha dilatado en todo su esplendor, roja como la sangre caliente que se desliza en una recta perfecta de insoportable belleza.
Se revuelca orgullosa en sus propios fluídos y siente que mil insectos la recorren, y siente delirios de grandeza.
Hinca las fauces en su rosado y jugoso acompañante y se descubre amante, encantada, por fin, de conocerse.
Agresiva, hambrienta, negra, sucia, indecente, salvaje, transformista y caótica.
Con orgullo, con belleza, con deseo y con placer.



2 comentarios:

Loufits dijo...

guau!!que texto :)

1 besazo guapa

Anónimo dijo...

Bon profit!

La carne, si está muy hecha pierde todas sus virtudes: textura, calor, latidos y gritos.