lunes, 19 de marzo de 2012

Criaturas

Sonaba una música extrañísima que nos anestesiaba.
Nos encajábamos en una postura imposible tras otra,
desestructurando nuestros cuerpos en uno sólo.
Nos masticábamos, nos escudriñábamos, nos respirábamos.
El tabaco dulce de tus labios.
Las reverberaciones del pecho.
Los ecos de la ciudad dormida.
Nuestra convención teatral de no estarnos amando
pausada pero insaciablemente.
Tu olor a almizcle.
Por todas partes mi tacto.
Nuestra intimidad pactada.
Éramos criaturas.
Critaturas vivas.

1 comentario:

Criatura dijo...

Se me perdió tu ombligo

entre las sábanas

y al buscarlo

te desayuné.